lunes, 20 de junio de 2011

Estreno de Impunity

Bogotá, 17 jun (EFE).- El largometraje "Impunity", que relata el drama de las víctimas de los paramilitares en Colombia, se estrena el lunes en Bogotá tras un camino de luces y sombras: el reconocimiento en festivales internacionales y las amenazas a sus directores, Hollman Morris y Juan José Lozano.
"Impunity" es "un documento de investigación que procura dar cuenta de la historia de miles de víctimas de los paramilitares en Colombia, con las que, hasta el día de hoy, el Estado está en deuda en cuanto a justicia, verdad, garantías de no repetición y reparación".
Con estas palabras Morris explicó, en una entrevista con Efe, el argumento de su película-documental, la primera sobre esta temática que se proyecta en Colombia y que comenzó a fraguarse en 2005, cuando el Gobierno del expresidente Álvaro Uribe pactó con los paramilitares y aprobó la Ley de Justicia y Paz.
Fue entonces cuando Morris, director del programa televisivo Contravía y quien reside en Estados Unidos, comenzó a acompañar con su equipo periodístico a los investigadores de la Fiscalía en su tarea de "desenterrar cadáveres".
"En ese momento nos dimos cuenta del drama de los familiares al ir a buscar a sus seres queridos, del drama de las víctimas al ir a enfrentar a sus victimarios", afirmó el codirector del filme.
Según Morris, "el esfuerzo y el ejercicio era poner todas las fichas de un gran rompecabezas, noventa minutos en los que se ve la historia del paramilitarismo, se ve su barbarie, se ven sus vínculos con los políticos en Colombia, los vínculos con el empresariado".
Aquello resultó en una legislación que llevó a la desmovilización a cambio de garantías para esos paramilitares, quienes, según iban confesando masacres y torturas e involucrando a políticos, fueron extraditados a Estados Unidos.
En ese momento se truncó la verdad, mientras Justicia y Paz seguía su curso, los casos se apilaban en cajas y se alargaban las colas de víctimas.
"Esta ley no ha cumplido sus objetivos, no ha cumplido con la verdad, con la reparación. El paramilistarismo se sigue reactivando y a los líderes de las víctimas los siguen matando", dijo Morris al recordar las palabras del juez español Baltasar Garzón cuando acudió a la presentación de "Impunity" en Ginebra.
Y esa es la desesperación que muestra el filme, culminado en 2010 pese a las amenazas a Morris y Lozano, éste último residente en Suiza, y los robos de sus computadores.
"Impunity" se presenta en Bogotá tras haber recibido reconocimientos en el Festival de Derechos Humanos de Ginebra, organizado por la Organización Mundial contra la Tortura; el Festival de La Haya, en el marco de la Corte Penal Internacional; y el Festival de Cine Latinoamericano de Toulouse (Francia).
Tras ese periplo llega a Colombia, el país para el que se hizo el esfuerzo, pese a que se verá como una "película incómoda".
"La sociedad colombiana no se puede sentir contenta, alegre, no podemos decir que vamos en vías del progreso cuando en este país, en democracia, hay 50.000 desaparecidos y cuatro millones de desplazados", afirmó Morris.
Porque "ha habido una negación de diversos sectores de la sociedad colombiana a esa realidad" y un Gobierno "que negó la existencia del conflicto armado, y eso es negar a las víctimas".
Y para el director del Centro Internacional para la Justicia Transicional (CIJT), Michael Reed, "es una película difícil, pero importante, porque toma el lado de las víctimas".
Precisamente "Impunity" no hubiera sido posible sin el apoyo del CIJT, que financió con fondos del Gobierno de Canadá la producción inicial y ahora la distribución en Colombia.
Reed expresó a Efe que el filme revela "la frustración porque no se ha logrado todo lo bueno que prometía la Ley de Justicia y Paz" y por eso se preguntó "¿cómo enfrentar el problema con la reciente Ley de Víctimas y de Restitución de Tierras?", aprobada hace sólo una semana por el presidente Juan Manuel Santos.
"Todavía hay oposición armada, represión, ausencia de libertad de expresión", afirmó, al explicar que lo que han hecho Morris y Lozano es humanizar y poner rostro a las víctimas que una ley abstracta buscó recompensar.
"Impunity" aterriza en Colombia días después de la promulgación de una nueva ley y bajo la promesa del presidente Santos de que al fin "llegó la hora de las víctimas".

sábado, 18 de junio de 2011

Instrucciones para llorar



Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza. El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente.

Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca.Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia adentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos.

Por Julio Cortázar

martes, 7 de junio de 2011

EL PERÚ Y EL ETNO-NACIONALISMO DE OLLANTA HUMALA

Los medios y mercados latinoamericanos muestran sus preocupaciones por la elección, este domingo pasado, del ex militar Ollanta Humala. Entre las razones que justifican, está la cercanía del militar peruano con el presidente Hugo Chávez. 

Pero el origen político de Humala es totalmente ajeno a la militancia izquierdista que hoy se muestra. El padre de Ollanta Humala es el fundador del movimiento etnocacerista del Perú, el cual muestra sus cercanías con la teoría racialista de algunos interpretes del nacionalsocialismo alemán. Este movimiento promueve la separación de las razas, afirmando que el Perú debe ser gobernado por los "cobrizos", es decir, los descendientes del Imperio Inca. 

Vale recordar, que Humala como militar luchó contra Sendero Luminoso, organización insurgente de carácter marxista-leninista-maoísta, accionar del cual derivan denuncias de violación al Derecho Internacional Humanitario. También que en 1983 fue alumno de la Escuela de las Américas, institución al servicio de los intereses militares norteamericanos y en la cual se promueven acciones contra los Derechos Humanos. 

No es de menos, advertir las concesiones que se hicieron desde la Coalición Gana Perú al apoyo recibido del escritor Mario Vargas Llosa, líder intelectual del anticomunismo, y del ex presidente Alejandro Toledo. Por lo tanto, no solo los mercados y los medios de comunicación hegemónicos del Perú deben estar preocupados, sino también las organizaciones populares y de izquierda revolucionaria que le han dado su apoyo.

Sin embargo, no existía en la baraja de candidatos otra posibilidad para los sectores populares. Las condiciones sociales de exclusión racial, económica y cultural permitieron la creación del Partido Nacionalista, el cual ha sabido recoger toda la inconformidad a través de una figura de talante autoritario y facciones indígenas como lo es Humala.

La Sierra y la Selva le dieron la mayoría de sus votos, por ser estos los lugares más golpeados por la dictadura de Fujimori y donde hay mayor presencia indígena. Fueron votos contra más de 500 años de dominio mestizo y blanco sobre las comunidades indígenas. Es decir, que es el fenómeno Humala es ante todo una respuesta a la exclusión étnica en el Perú. 


Frente a los resultados del domingo, el sector de Miraflores en Lima, donde habitan los blancos del país, siente por primera vez que no tendrán un títere en el Palacio de Gobierno. Los grandes inversionistas del sector minero que han estado en clara confrontación con los líderes indígenas son los primeros en sentir temor con el triunfo del candidato de Gana Perú.

Por todo lo anterior, podemos afirmar que el próximo gobierno  de Humala no tendrá un corte socialista o de izquierda, sino que será fiel al etno-nacionalismo, y pospondrá para luego los grandes temas en materia de macro-economía. Sin dejar de ser un avance, por lo menos en materia de la deuda social con los indígenas del país inca.